Al inicio de estos talleres siempre planteo una pregunta a las familias asistentes ¿qué haría que este fuera el mejor taller de tu vida?, y con esas respuestas va creciendo la escuela de familias. Un hogar sin gritos, sin amenazas, sin castigos, contar con otro tipo de herramientas para afrontar el día a día sin sentirnos culpables, frustrados, cansados. Entendernos a nosotros mismos y darles ese espacio de pertenencia a nuestros hijos.

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